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Blog de salud visual y auditiva

Cómo proteger los ojos del agua de piscina

Con la llegada del calor se abre una de las formas de ocio estrella del verano. Hace ya varias semanas que las piscinas municipales están abiertas y cada día decenas o, incluso, cientos de personas buscan refrescarse en sus aguas cloradas.

Pero lo que es bueno y agradable para nosotros puede que no lo sea para nuestros ojos. El cloro y, sobre todo, las sustancias químicas que se generan a partir de él, pueden amargarnos las vacaciones con una desagradable irritación ocular o, en el peor de los casos, con conjuntivitis

Entonces, ¿cómo debemos proteger nuestros ojos en la piscina?

Usar gafas acuáticas

La utilización de gafas para el baño es una magnífica forma de cuidar de la salud de nuestros ojos durante el baño. De esta forma nos aseguraremos de que no nos entre ningún agente irritante. Esto será especialmente importante si pensamos realizar inmersiones y abrir los ojos debajo del agua.

Por supuesto, quedará totalmente prohibido meterse al agua llevando lentes de contacto. El uso de lentillas en la piscina supone un gran riesgo y aumenta considerablemente las posibilidades de contraer infecciones.

Un problema biológico

En realidad, tenemos la idea equivocada de que el causante del enrojecimiento y escozor de nuestros ojos es el cloro. Pero esto no es del todo cierto y la causa real es algo más desagradable. Cuando el cloro entra en contacto con fluidos corporales de los bañistas se produce cloramina, que es lo que nos causa la irritación ocular y puede provocar conjuntivitis.

Por eso, es importante poner de nuestra parte y tener un comportamiento adecuado e higiénico cuando estemos en la piscina. Una ducha previa antes de meternos en el agua evita que dejemos restos de cremas protectoras y otros productos que puedan reaccionar con el cloro para formar cloramina. Nuestros ojos y los del resto de bañistas nos lo agradecerán.

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