La prótesis de retina Argus II (conocida también por el nombre de ojo biónico) es una tecnología esperanzadora que desde principios del nuevo milenio ha logrado devolver la visión a más de doscientas personas ciegas. Una cámara miniaturizada en unas gafas oscuras, un pequeño ordenador y un implante en la retina es todo lo necesario para lograr un hito que hasta hace poco parecía imposible.
Estimulación de la retina
Este ingenioso implante biomédico tiene un funcionamiento relativamente sencillo. Las imágenes del mundo real son captadas por la cámara de las gafas. El pequeño ordenador procesa y transforma estas imágenes, convirtiéndolas en una serie de instrucciones que son enviadas de nuevo a las gafas. Éstas a su vez envían las instrucciones a una minúscula antena en el implante de la retina mediante ondas electromagnéticas. Desde aquí las señales son enviadas a una matriz de electrones que emiten pequeños pulsos de electricidad, estimulando las células de la retina. Por último, las células envían al cerebro ésta información a través del nervio óptico, provocando la sensación visual.
Limitaciones con un futuro prometedor
Por el momento existen algunas limitaciones en el dispositivo, que aún está lejos de ser la panacea para todos los tipos de ceguera. Hasta hace muy poco se había aplicado sólo a personas que padecían retinosis pigmentaria, reduciéndose su éxito a este tipo de afección ocular. Sin embargo, recientemente ha empezado a implantarse a pacientes con degeneración macular, una patología mucho más común. Tal vez éste sea el primer paso para ampliar los beneficios del ojo biónico a otras clases de cegueras.
Además, la visión de los pacientes con prótesis dista de ser la misma que la de alguien que no padezca ceguera. De momento las imágenes que percibe el usuario del dispositivo se limitan a formas y destellos. Pero este tipo de percepción lo es todo para aquellas personas que habían perdido por completo la capacidad de ver.
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